Promover la resiliencia es cada vez más importante para fortalecer la salud mental y el bienestar infantil (Patel, Flisher, Nikapota y Malhotra, 2008). Los enfoques preventivos implican eliminar y reducir el impacto de los factores de riesgo de abuso y negligencia infantil y reforzar los factores protectores en el entorno del niño (Wilkins, Myers, Kuehl, Bauman y Hertz, 2018). Las escuelas son un objetivo clave para las iniciativas preventivas y pueden proporcionar a los estudiantes experiencias e interacciones positivas que promuevan y protejan su bienestar (Dorado et al., 2016). Los maestros pueden ayudar a los estudiantes bajo su cuidado a desarrollar estas importantes habilidades sociales y de afrontamiento a través de la instrucción de habilidades de afrontamiento en el aula. Brindar educación sobre los riesgos, aumentar la conciencia de los estudiantes sobre el bienestar social disponible y los apoyos comunitarios y construir relaciones con las familias también son estrategias útiles para prevenir el trauma y la adversidad (Dorado et al., 2016). Más adelante se proporciona más información sobre los procedimientos para informar y acceder a los apoyos de bienestar infantil en tu país. Es importante destacar, como ya se ha mencionado, que los maestros pueden desempeñar un papel central en el desarrollo de las habilidades sociales y emocionales de los niños y su capacidad para lidiar con el trauma, las circunstancias adversas o desafiantes de la vida e incluso las preocupaciones y el estrés del día a día. De hecho, las relaciones positivas entre maestros y estudiantes y las experiencias positivas en el aula y el entorno escolar pueden tener beneficios potencialmente de gran alcance, promoviendo un ajuste emocional a largo plazo y mejores resultados en la vida adulta (Hamre y Pianta, 2001).