El acoso escolar y el acoso online pueden tener consecuencias negativas en diferentes dominios de la vida de los/as niños/as (Casper y Card, 2017; Gini et al., 2018; Gini y Pozzoli, 2013; Reijntjes et al., 2010):

En resumen, ser acosado aumenta la probabilidad de un ajuste psicosocial deficiente, tanto a corto plazo (en el momento en que ocurre el acoso) como a largo plazo (más adelante en la vida). Como vimos en la historia de apertura “Danny a menudo llega a casa triste y molesto, sufre frecuentes dolores de cabeza y estómago y últimamente ya no quiere salir y divertirse”.

Al igual que Danny, otros/as adolescentes también pueden intentar escapar del acoso al retirarse de las interacciones sociales, cambiar o abandonar la escuela y, en casos extremos, participar en comportamientos autolesivos o intentar suicidarse.

Palabras de Flavia, víctima de bullying y cyberbullying: “Demasiado sufrimiento, demasiado dolor, uno pegado al otro como los vagones de un tren. En ese período comencé a perder la lucidez y, en momentos de máxima desesperación, a dudar de mí misma, de mis ideales y de mi valía”.

[…] El enemigo era invisible, escondido detrás de los teclados de los móviles, en los pasillos de la escuela o en las calles llenas de nada en mi barrio. Las burlas crueles […] estaban en la agenda […] y luego pensé que el aislamiento era la única solución posible “.